REFLEXIONES

CARTA DEL DIRECTOR DE UNA OFICINA DE DEUTSCHE BANK

“Son casi las 11:00 de la noche. Mi familia ya está durmiendo, y a pesar del cansancio acumulado no consigo quitarme de la cabeza todos los objetivos marcados para esta semana. Intento dejar para mañana la gestión delSAS, esos listados que no he sacado porque durante la mañana he tenido una call, dos visitas para NNA y 14 correos solicitando explicaciones ante una carta recibida del Banco en la que a pesar de explicar algo diferente, los clientes entienden que les cobraremos sí o sí por su Cuenta Inversión.

Entre medias tuve llamadas de APIS, intenté contactar con una empresa que se dedica a reformar Comunidades de Propietarios, y aproveché para preguntar al dueño si tenía más de 2 millones (aunque con tener más de 300.000 euros también me valía). A la vuelta, otra call. Entre medias recibo tres llamadas en el móvil de empresa, que tras la call procedo a responder. Es por temas de seguros, recibos y comunicaciones del Banco. Debo tratarlas lo antes posible porque si no, posiblemente me pongan una reclamación.

Miro el reloj…son las 14:00. Debo hacer los cursos que tengo pendientes, picar las órdenes y hablar con el equipo. Te llama tu hijo y te pregunta si hoy comes con él. Le dices que no, que hoy tampoco. Son las 16:00 y tienes la sensación de no haber cumplido con lo que te piden. El mensaje generalizado es que el resto es mejor que tú y que no llegas a lo que pide el Banco. Al final te vas a las 17:00.

Llegas a casa jodido, sintiendo que eres un desastre, que no has conseguido lo que te piden, y que encima tus hijos no han podido ni podrán disfrutar de una tarde feliz con su padre, porque la sensación de que no sirves, de que no llegas y de que no te esfuerzas te la llevas a casa día tras día.

Lo peor de todo es que llego a los objetivos habitualmente, tengo un equipo alineado y del cual me siento orgulloso, y a pesar de ello siento que no es así ¿Sería mucho pedir a los que nos dirigen que nos valoren?”

Esta es una transcripción real del director de una oficina, explicando cómo se siente en su día a día en Deutsche Bank. Sabemos que este no es un caso aislado por lo que nos transmiten muchos directores y gestores de las oficinas.

Lamentablemente los equipos están al borde del colapso, aguantando una presión insostenible e inadmisible que les está afectando a nivel físico y psicológico de manera preocupante. Lo que deja clara esta situación es que el mensaje que está llegando a las oficinas desde la Dirección del Banco, es que el trabajo que se realiza en las mismas no está valorado a pesar del esfuerzo que se realiza día tras día.

Es hora de que la Dirección del Banco haga una reflexión profunda sobre si tiene sentido seguir con un modelo basado en amenazas y en sacar el látigo o apuesta por un modelo basado en personas capaces de motivar a sus equipos, de promover su desarrollo profesional y personal, de reconocer el esfuerzo y trabajo realizados, de ayudarles a conseguir sus objetivos y de promover de verdad la cultura del “Speak Up”.

PD: “Hay grandes diferencias entre ser líder y ser jefe. Los dos se basan en la autoridad. Un jefe demanda obediencia ciega; un líder se gana su autoridad a través del reconocimiento y la confianza, inspirando entusiasmo”.