La Confederación General del Trabajo (CGT) es una organización anarcosindicalista de muchos años, pero con un nombre todavía muy reciente. Pleitos de familia y decisiones judiciales nos privaron un día, allá por abril de 1989, de nuestras originales siglas, las de la CNT, aunque las sigamos llevando en el corazón. Fieles a las ideas, atribuimos a las siglas el escaso valor que tienen y cambiamos el “Nacional” por “General”.
CGT LA ALTERNATIVA SINDICAL NECESARIA
Herederos por voluntad de una ideología, no por ello pensamos que ésta haya de ser intocable. Todo lo contrario, se apolillaría si no tratáramos cada día de extraer de ella lo mejor y de adaptarla a lo que demanda la sociedad actual.
Lo primero que hemos de decir, es que somos una organización de personas que tratan de cambiar una sociedad que no les gusta por desigual, injusta, autoritaria y, en las más de las veces, irracional. Para ello trabajamos en muy diversos campos de lo cotidiano, desde lo sindical a todo lo que tenga que ver con lo social, luchando por reparar a cada instante las injusticias que nos rodean con un espíritu diferente, rebelde, joven y transformador.
Nuestra seña de identidad
La CGT se diferencia de otras organizaciones sobre todo en los medios para lograr los objetivos. Así, nuestro principio es la autonomía, que no es otra cosa que pensar y actuar conforme al criterio de que sólo actuando juntos y con independencia absoluta, los trabajadores y cuantos se sienten explotados podremos lograr algo. Esto que decimos significa muchas cosas:
Independencia de nuestras decisiones: estamos al margen de partidos políticos, organismos estatales y demás grupos de presión, no dependiendo para nada de ninguno de ellos.
Autonomía económica: única forma de garantizar nuestra independencia al margen de quienes dan subvenciones.
Honestidad y transparencia: incluso para reconocer nuestros fallos y limitaciones, sin ocultar nunca la información.
Participación: los cargos no son ejecutivos y además son revocables en todo momento. Estos, deben someterse a las decisiones tomadas por todas y todos.
Libertad individual e igualdad: cuantos componemos esta organización somos iguales en derechos, respetado la libertad de la persona.
Organización de abajo hacia arriba y federalismo: Según esto, y en el terreno sindical, diversos niveles actúan con total autonomía y se coordinan entre sí para ser más eficaces.
Ilusión por cambiar las cosas: con una tarea creativa y utópica que posibilita siempre ir un paso más allá de lo que parece posible.
Y es que nos reclamamos de ese espíritu y tradición libertaria, anárquica. Por eso hablamos de la autogestión o el que cada cual sea capaz de resolver lo suyo, solidaridad cuando la fuerza propia no es suficiente, acción directa para solucionar los problemas sin intermediarios, autonomía respecto de par tidos e iglesias y respeto a las diferentes opiniones que conviven en la organización.
La CGT somos básicamente un sindicato, una organización que actúa en el mundo del trabajo. Pero ni todos los problemas están sólo en ese mundo, ni los trabajadores y trabajadoras son ajenos a los problemas sociales.
De esta manera, sindicalistas, insumisos, antiautoritarios, pacifistas, inmigrantes, ecologistas, opositores del sexismo, movimientos contra las consecuencias de la globalización…, cada uno en su papel, sin “especializaciones revolucionarias”, conscientes de que la labor transformadora está en todas partes.
El tiempo que vivimos
Pero más allá de las presentaciones, vivimos una actualidad que merece algún comentario. Tiempos de cambio, ciertamente, instalados sobre unas posibilidades tecnológicas nuevas, sobre un agresivo discurso por parte de quienes tienen el poder, el dinero y la capacidad de decisión.
Vivimos una sociedad cada día más rica y cada día con un mayor número de pobres. Se ha impuesto un discurso único -ese que llamamos neoliberal- que establece la productividad y la ganancia por encima de todo, incluso de la vida humana, despreciando las conquistas sociales o la necesidad de proporcionar unos mínimos vitales para la gente.
Por desgracia, el sindicalismo oficial mayoritario no es ajeno a todo ello, está dispuesto a aceptar todo lo que le pongan delante y a tener por único horizonte: gestionar las migajas que le deja Don Dinero. Nada de movilizar a los trabajadores, nada de hacer valer su fuerza social. Y si acaso se moviliza, es para justificarse y posteriormente venderlos.
Es posible y necesario cambiar las cosas
Desde luego que hay otra manera de hacer las cosas, y a ella te invitamos a sumarte. Hay que hacerse valer, demostrar la fuerza que tenemos. Hay que responder a la política neoliberal que nos domina. Pero no debemos hacerlo en los discursos ni en las fotos, sino en la unión de fuerzas. Tenemos que recuperar la solidaridad social, que no hay pleitos propios y ajenos, que lo mío no acaba en las cuatro paredes de mi empresa. Que la lucha de allí es mi lucha.
La CGT constituye una alternativa sindical diferente, tanto en el funcionamiento interno, como en la práctica externa. Una alternativa real, cada vez más fuerte, cada día más reivindicativa. En ésas estamos y a ésas te invitamos.
Nuestra oferta se limita a presentarte un espacio sindical y social desde el que defender tus derechos en compañía y apoyo de otros y otras como tú. Nada más que eso. Y nada menos.